17-11-2015

El gobierno de la opinión pública en la recta final

Por Marcelo Miró (*) – Especial de F5 Diario

zzzznacp2NOTICIAS ARGENTINAS BAIRES, NOVIEMBRE 15: Los candidatos presidenciales Mauricio Macri y Daniel Scioli durante el debate realizado en la facultad de Derecho de la UBA. Foto NA: Jose BruscozzzzMarcelo MiróLos candidatos han trabajado durante las últimas semanas para diferenciarse y eso dice mucho de esta campaña presidencial: se parecen mucho.

Los vimos en el debate, que no podemos calificar de espectacular en materia de ideas, pero sí en el esfuerzo de cada uno de los candidatos por tratar de expresar sus módicas aspiraciones para el país.

La primera impresión es que ganó Macri y creo por la sencilla razón de que tuvo que actuar de Macri, esto en el mundo del espectáculo, del que la política es parte, es mucho más fácil.

Scioli, que ya hace un tiempo abandonó su propio personaje que tantos beneficios le dio durante años, interpretó el papel de Kirchnerista, el papel que lo convirtió en candidato del oficialismo y eso también se nota, es más difícil hacer de otro.

Ahora, con el diario del lunes podemos afirmar que más allá de las impresiones, cada uno se llevó lo que fue a buscar, Macri apareció tranquilo y cuestionando lo malo del proyecto que representa Scioli y sosteniendo los logros; pero el candidato oficialista consiguió completar la campaña de miedo cuestionando las consecuencias del modelo macrista para superar los problemas que deja CFK y mantener sus logros.

Las encuestas ya venían, desde los primeros meses del inicio del segundo mandato de CFK, mostrando un crecimiento del espacio que llamaremos A: “me gustan algunas cosas pero otras deberían cambiar”, por sobre el espacio B: “me gusta todo, quiero que todo siga igual” y el espacio C: “no me gusta nada y quiero que todo cambie”.

Una parte importante del espacio A fue durante todos estos años representado por Scioli, quien siempre midiendo en las encuestas de imagen un poco más que CFK, algo que lo convertía en un potencial enemigo para la eternización, porque claramente se beneficiaba de todos los éxitos y mostraba sus diferencias en los exabruptos.

Pero en el momento de tomar una decisión optó por la más conservadora en contra de todo su entorno y descartó un acuerdo con Massa para representar al grupo A en las elecciones legislativas de 2013. Todo lo contrario de Macri que con dudas fue aliado de Massa en esa elección que sepultó el sueño de la continuidad de CFK.

Ese cambio o debilidad, condenó a Scioli a no ser Scioli y de ahí en adelante debió aceptar todas las condiciones que le pusieron para ser candidato del oficialismo, las más rutilantes sin duda fueron las candidaturas de Aníbal Fernández en la Provincia y la de Zannini como Vice.

Macri hizo el camino inverso, después del triunfo de Massa en las legislativas bonaerenses, que parecía que lo desplazaba de la pelea por el título, abandonó el carancheo de radicales, al que los K y Massa también eran afectos, y propuso un acuerdo partidario amplio con la conducción de la UCR, la columna vertebral del espacio C, del cual ya tenía a su vocera Elisa Carrió.

Con esa movida sacó al massismo de la pelea por el título, porque el espacio C se aglutinó mayoritariamente detrás del Frente Cambiemos y con esa base empezó la campaña para ir a buscar a los más moderados del espacio A.

Ese grupo de electores, “los que reconocen logros pero reclaman cambios”, que es diverso en todos los sentidos: demográfico, socioeconómico y político, es el que define la elección, el que votó mayoritariamente a Massa pero que no es mayoría, a ese espacio estuvo dirigida toda la campaña y los discursos del debate.

El compromiso de que “nada de lo que lograste vas a perder pero vamos por más” versus “si vienen ellos vamos a perder todos los avances de estos años”, es la incesante presión sobre estos electores que todos los días bucean en sus dudas para buscar algo de claridad y dilucidar si los cambios que muestra Macri, no sus propuestas sino sus convicciones más personales, que fueron tan distintas a las que expone actualmente, son genuinas y está dispuesto a respetar un conjunto de logros de la democracia que él no comparte pero que son patrimonio de todos. O por el contrario toma la decisión conservadora de mantener lo logrado, que todos los días parece un poco más chico porque los errores y las defecciones del gobierno de Cristina son más grandes, y porque lleva un intérprete que es evidente, le gusta otra música.

(*) Periodista y analista político.