Preocupa al Pro platense el estado en que recibirá la Comuna. El intendente electo denunció el despido de cooperativistas. Extraños movimientos nocturnos en oficinas municipales.

Anoche en 20 y 50, movimiento sospechoso de personas en oficinas de Control Urbano. El garrismo pone la lupa sobre el tramo final de la gestión de Bruera.
Mientras se aceleran las conversaciones para ir conformando el próximo gabinete, en medio del calor por los festejos tras haberle arrebatado el Municipio al peronismo después de 24 años en el poder, el intendente electo de La Plata, Julio Garro, ve con preocupación el estado en que Pablo Bruera deja la Comuna.
El hombre de Cambiemos sabe que tiene una dura batalla por delante y los días de transición hasta que asuma el 10 de diciembre lejos están de ser un lecho de rosas, sino todo lo contrario, un camino que día a día se mostrará repleto de obstáculos.
Y las movidas del oficialismo en retirada no se hicieron esperar. Ayer mismo el propio Garro expresó públicamente su inquietud tras la situación de varios cooperativistas quienes, luego de las elecciones, fueron cesanteados por el gobierno municipal. Además, de a poco comenzaron a salir a la luz los números de un Municipio que multiplican las luces de alarma en el entorno del macrista.
Dentro de este contexto, un hecho que ya despertó el malestar en Cambiemos fue un episodio que tuvo lugar en las últimas horas de ayer en la sede de la Subsecretaría de Control Urbano, en 20 y 50, cuando se registraron movimientos extraños en esas oficinas.
Según se pudo saber, vecinos alertaron a la policía sobre esta situación en la que una decena de personas se movían sospechosamente con expedientes y bolsas que retiraban del edificio, pero finalmente las fuerzas de seguridad, con tres móviles en el lugar, no tomaron cartas en el asunto.
Este es un ejemplo de los manejos que preocupan al garrismo de cara al Municipio con el que se va a encontrar. Si bien el jueves el intendente saliente y el electo mantendrán un encuentro para organizar la transición, son varios los elementos que, dos días después de las elecciones, ya despertaron la intranquilidad de la futura administración.