Por María O’Donnell (*), columna de su blog «Radio Buenos Aires»
Cuando se supo ganador, después de lasnueve de la noche, Sergio Massa apareció eufórico en el centro de convenciones Pipa, ubicado detrás del Puerto de Frutos de Tigre, transformado ya a esa hora en un polo de atracción de economistas y peronistas que alguna vez ocuparon cargos destacados en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
Massa había presentado en las urnas una lista que mezcla intendentes -sobrevivientes algunos de infinitas batallas, otros representantes de la nueva camada- del conurbano y del interior de la provincia; con sindicalistas ortodoxos (Héctor Daer); dirigentes llegados de otras fuerzas (Coalición Cívica); integrantes del PRO de Mauricio Macri, un ex gobernador de la provincia (Felipe Solá); un empresario industrial (José Ignacio De Mendiguren); un actor (Fabián Gianola); y una periodista especializada en asuntos previsionales (Mirta Tundis).
Pero a la hora del festejo, en el galpón revestido de carteles negro, rojo y amarillo de la campaña de Massa, con el sonido ensordecedor de los bombos que portaban hinchas de Tigre, aparecieron otros protagonistas; dirigentes que también ocuparon, como el intendente de Tigre, cargos relevantes en el Gobierno que ahora aspira a suceder.
Massa, ex titular de la ANSES, reemplazó como jefe de gabinete de la presidenta Cristina Fernández a Alberto Fernández, el más duradero de la historia del kirchernismo, que ahí estaba, sonriente sobre el escenario. Dos ex ministros de Economía de Kirchner, Rodolfo Lavagna y Miguel Peirano, también se dejaron ver en el centro de convenciones que recibía el viento helado del Río Luján; mientras que el ex titular del Banco Central, Martín Redrado, quedó en una estratégica primera fila.
Demasiados economistas para celebrar un resultado de una primaria para elegir candidatos a diputados, pero los suficientes como para expresar una apuesta de ciertos sectores al relevo presidencial del 2015.
La foto de quienes subieron al escenario se completaba con dirigentes que tienen su historia en el peronismo de la provincia de Buenos Aires, algunos expulsados del kirchnerismo y otros emigrados por voluntad propia. Además de sumar a Solá, Massa rehabilitó a Juan José Alvarez, el ex intendente de Hurligham y ex ministro de Justicia y Seguridad de Eduardo Duhalde, que parecía condenado al ostracismo desde que Página12 revelara que había sido agente de la SIDE durante la última dictadura militar. También Miguel Angel Toma, titular de la SIDE durante la presidencia de Duhalde, llegó hasta Tigre, aunque quedó abajo del escenario.
Entre los intendentes con muchas reelecciones a cuestas, Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas) y Gustavo Posse (San Isidro) se felicitaban de haber dado, una vez más, el salto oportuno en el momento justo y en la dirección correcta. De origen radical, Posse supo acompañar a Néstor Kirchner, hasta que se volvió un opositor furibundo al gobierno de Cristina Kirchner. Celebraron también los representantes de la nueva camada de intendentes del conurbano, los contemporáneos de Massa, y una de las claves para entender su triunfo.
Darío Giustozzi, intendente de Almirante Brown, y segundo candidato a diputado detrás de Massa, llegó para confirmar que en la tercera sección electoral, la más poblada de la provincia, habían dado una pelea inesperada a la lista que encabezó Martín Insaurralde por el Frente para la Victoria.
En algunos municipios fundamentales de la primera sección, como La Matanza, Avellaneda, Lanús o Lomas de Zamora, perdían por poco -contó Giustozzi- o incluso ganaban: en total, Insaurralde sacó una ventaja de unos 200 mil votos. Insuficientes para compensar el triunfo contudente que Massa y los suyos descontaban en la primera sección electoral, la segunda en importancia y su bastión territorial.
La lista de Massa se imponía de manera cómoda y previsible en Tigre, Vicente López, San Isidro y San Martín (gestionada por su aliado Martín Katopodis); pero el intendente de San Miguel, su amigo y operador político Joaquín De la Torre, llegó con la sopresa de un resultado muy parejo en los municipios más poblados del oeste del conurbano, que también forman parte de la misma división electoral, como Merlo, Moreno y Morón.
Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella, ahora a cargo del AFSCA, conoció por primera vez la derrota en Morón; sufrieron también algunos barones expertos en alambrar sus distritos con tácticas que disuaden hasta al más valiente opositor, como Raúl Othacehé en Merlo. Muchos de los intendentes de la vieja guardia acompañaron a Insaurralde, pero pocos fueron capaces de garantizarle una victoria a la presidenta en sus distritos.
La lista de Massa sacó más de medio millón de ventaja en la primera sección electoral, sumó en el interior de la provincia, sufrió más de lo esperado en la costa Atlántica, y dio una pelea muy pareja en los distritos que a largo de estos años le habían entregado sucesivos triunfos al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires (los mismos que aguantaron el resultado para que el triunfo de Francisco De Narvaéz sobre Néstor Kirchner en el 2009 fuese muy estrecho).
En el centro de convenciones se sentían protagonistas de una hazaña: la lista de Massa había sumado tres millones de votos; y sin tener representación en ningún otro lugar del país, por el peso electoral de Buenos Aires, se ubicó como la segunda fuerza nacional, detrás del Frente para la Victoria.
El intendente de Tigre colgó en su despacho una foto con sus compañeros de la escuela secundaria, y suele jactarse de amistades de muchos años con la mayoría de ellos. Las fotos en el mundo de la política, como Massa sabe muy bien, se actualizan a otra velocidad.
(*) Periodista. Conductora de «La vuelta», por las tardes de Radio Continental.