Habrá multas o arresto para quien intente cobrar por el estacionamiento en la vía pública. O para el que quiera lucrar con la limpieza de parabrisas. Una medida a imitar en La Plata.
Finalmente y después de años de frustrados intentos el macrismo logró imponer en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires diversas modificaciones al Código Contravencional entre las que se destacan la imposición de multas y penas a los “limpiavidrios” que pululan en los semáforos y a los “trapitos” que ofrecen o prestan servicios de estacionamiento en vía pública, y que llega a días de arresto en el caso de que la actividad sea realizada por una organización de personas.
Mientras los legisladores se manifestaron satisfechos con la norma que entrará en rigor en las próximas horas, también hubo expresiones de enojo y resistencia. Algunos hombres que se dedican a pedir una contribución monetaria a los automovilistas que dejan sus autos en zonas de libre estacionamiento de la ciudad de Buenos Aries cuestionaron la prohibición dispuesta por la Legislatura porque interpretaron que los «ponen a todos en la misma bolsa».
«Nosotros no vamos a eventos ni a la cancha. No somos los que cobran 400 ó 500 pesos, sino que pedimos una colaboración a voluntad, sin presionar», se justificó uno de ellos, que realizaba la actividad en avenida Libertador a la altura del Hipódromo.
El nuevo Código Contravencional porteño, aprobado ayer por la Legislatura, impone multas a quienes «ofrecen o prestan» servicios de estacionamiento en vía pública y penas que pueden llegar a días de arresto en caso de que la actividad sea realizada por una organización, así como la exoneración de policías que la permitan.
«Tengo 50 años y hace que 18 estoy acá», contó Víctor y agregó que sus clientes son, en su mayoría, personas que van al Casino o al Hipódromo, quienes lo conocen y lo ayudan siempre que pueden, ya sea con alimentos o ropa para sus hijos.
En La Plata mandan ellos
En la ciudad de La Plata resulta extremadamente dificultoso negarse a que los “limpiavidrios” que copan los semáforos “hagan su trabajo”. Caras poco amigables y el pedido de una dádiva es la respuesta inmediata e intimidatoria que obtienen los automovilistas, mientras los que reciben el servicio son “obligados” a pagar por algo que no requirieron.
Lo mismo sucede con los trapitos, que regulan el estacionamiento en gran parte del centro platense, a donde la Comuna ya cobra un canon por hora de estadía de cada vehículo. “Las cuadras están privatizadas”, se quejan quienes intentan dejar sus coches en determinado espacios a donde cajones, baldes u otros artículos sirven de vallas para resguardar los lugares reservados a quienes sí están dispuestos a dejar su contribución a los “trapitos”.
Claro está que existe cierta complicidad de algunos agentes de tránsito encargados de controlar el estacionamiento medido, al hacer la vista gorda o recorrer con muy baja frecuencia determinadas cuadras a donde los “trapitos” son amos y señores.
Con ese escenario, desde distintos sectores de la sociedad platense se asegura que “los concejales de nuestra ciudad están en deuda” con los vecinos, y se afirma que “es absolutamente imperioso el dictado de una ordenanza que prohíba esas prácticas extorsivas e intimidatorias” encarnadas por los “trapitos” y “limpiavidrios”. Porque en La Plata, claro está, mandan ellos.