El diputado nacional, alejado de los primeros planos luego de pedir sin éxito un frente opositor para derrotar al oficialismo, ahora se la jugó por la fórmula kirchnerista.
Con un triunfo en las elecciones legislativas de 2009, cuando venció al armado kirchnerista que puso en juego la candidatura de Néstor Kirchner y las testimoniales de Daniel Scioli y Sergio Massa, Francisco De Narváez pasó de ser una rara avis de la política nacional que con esa medalla había comenzado a pensar en grande.
Sin embargo las aspiraciones del dirigente nacido en Colombia de a poco se fueron apagando y, a pesar de haber intentado ir por la gobernación y de ocupar un banca en el Congreso, su estrella se fue enfriando para volver a los primeros planos con el Frente Renovador.
El nuevo espacio que en ese momento había creado Sergio Massa, le dieron a De Narvéz un refugio ante un vació que no podía llenar el tigrense: una figura de cierto reconocimiento para disputar la Provincia.
Fue así que se convirtió en candidato a suceder a Daniel Scioli, aunque poco a poco esa búsqueda se fue debilitando y terminó con “el Colorado” alejándose del massismo luego de pedir sin éxito alguno un frente opositor que pudiera derrotar al kirchnerismo.
Hoy la realidad lo encuentra en las sombras de un terreno al que le había tomado el gusto, expresando algo diametralmente opuesto a aquellas declaraciones donde pedía formar la coalición que pudiera terminar con las chances del oficialismo: el voto a Scioli.
«Voy a votar a un peronista que puede ganar la elección», largó De Narváez, quien expresó estar «decidido a votar por Daniel Scioli», al resaltar “su paciencia para convocar a los mejores y solucionar el verdadero problema que tenemos: unir a los argentinos”.
De todas formas, este volantazo discursivo del diputado nacional no asombraría si se hace un pequeño ejercicio de memoria: cuando el Frente Renovador no era más que una idea en gestación, el Colorado había mostrado un fuerte acercamiento con el exmotonauta, que se puso en manifiesto con la presencia de hombres que eran de su riñón en el gabinete provincial: Gustavo Ferrari, Gonzalo Atanasof y Franco La Porta.
Aunque después los caminos tomaron diferentes direcciones, De Narváez ahora sí, cuando piensa más en alejarse de la política que permanecer en ella, ahora se la juega por la candidatura K, al entender que un eventual gobierno de Scioli “va a ser la continuidad de este gobierno pero con profundos cambios».
A la hora del mea culpa, el colombiano expresó que «hemos sido incapaces de unirnos. Nos peleamos y nos dividimos. El kirchnerismo ha sido lo que ha sido porque nosotros no nos supimos poner de acuerdo».