Por Eloy Gómez Raverta (*) – Especial de F5 Diario
La Red de Comunicadores (ComFIO) de la Federación Iberoamericana del Ombudsman (FIO), debatió el año pasado, en el marco del Taller «Práctica Periodística y Derechos Humanos», que se desarrolló en Quito (Ecuador) y que reunió a comunicadores de defensorías del Pueblo y periodistas de medios independientes de toda la región, la colisión de derechos que se plantea entre el derecho a informar y los límites necesarios que deben existir para no vulnerar los derechos de las personas involucradas en la información.
Una foto que entonces publicó el diario mexicano “La Razón”, con una mujer dando a luz en un parque, frente a un hospital, donde se exponía su rostro y los rasgos del bebe, todavía unidos por el cordón umbilical, desató un debate interminable, infinito. Muchos estaban a favor de su publicación; otros rechazaban esa opción; y había una tercera posición, los que optaban por la publicación con el pixelado de rostros.
La foto del niño muerto ahogado, a orillas del Mar Mediterráneo, en la costa de Turquía, que publicó el diario español “El Mundo” y miles de medios de todo el planeta, me volvieron a colocar frente al dilema que discutimos, hace un año, con decenas de colegas de Iberoamérica.
Entonces, yo sostenía con vehemencia la teoría de no publicar la foto, que simbolizaba una denuncia contra el sistema de salud de estado mexicano de Oaxaca. Reflejaba, además, la vulneración de los derechos a la salud y a la vida de la madre y el niño. Pero a su vez, violaba la intimidad de ambos. Finalmente, después de un arduo debate me incliné por la publicación, con el pixelado de las caras. Una salida intermedia frente a una foto-denuncia extremadamente explícita, dura, durísima.
Anoche, cuando vi por primera vez la toma de la reportera de Reuters, Nilufer Demir, en la tapa del diario “El Mundo”, no dudé un segundo: esa foto era el testimonio más cruel de la sinrazón y el mirar para el costado del Primer Mundo. Era el grito desesperado de los miles y miles de refugiados que intentan escapar del conflicto sirio detrás de una oportunidad en la “civilizada” Europa.
No dudé un segundo, a diferencia de la foto de la indígena parturienta de México, esta vez sí: HAY QUE PUBLICARLA, y como afirma el director de Arte de “El Mundo”, Rodrigo Sánchez —en el video que muestra el debate de los editores del diario—, “yo la veo a cinco columnas”, en tapa, arriba, bien grande, a todo el ancho, pensé.
Porque los periodistas “no estamos para justificar la realidad; no estamos para subrayar lo más trágico de la realidad, ni caer en sensacionalismos… Estamos para contar lo que ocurre y lo que ocurre es eso”, explicó el subdirector del diario, Javier Gómez. Coincido.
También coincido con David Jiménez, el director de “EL Mundo” que abrió el debate frente a su staff: “Esta es la foto que va a simbolizar el drama; es la imagen que va a quedar”.
Y otra vez no dudé un segundo: la foto del pequeño Aylan Kurdi, de 3 años, muerto en las aguas turcas mientras intentaba alcanzar la isla griega de Kos, como lo hacen a diario miles y miles de refugiados sirios, debe ser el NUNCA MÁS de la sinrazón de las políticas migratorias europeas.
Por eso no dudé un segundo: en mi diario imaginario, la foto va en tapa, arriba, a cinco columnas, muy grande y sin pixelar, porque es la foto-denuncia “que va a quedar”.
(*) Coordinador General de la Red de Comunicadores (ComFIO) de la Federación Iberoamericana del Ombudsman (FIO). Director de Prensa de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires. Periodista. Director de f5diario.
03/09/15