Se ubicó 94 en el ranking de Transparencia Internacional, con 38 puntos sobre 100 e igual resultado que en 2021. Mejoró dos posiciones pero a partir de que otros dos países empeoraron su situación.
Argentina se ubicó en el puesto 94 del ranking 2022 de Transparencia Internacional, a partir del resultado del índice de percepción de la corrupción a nivel mundial que se difundió este martes, al obtener en la medición 38 puntos sobre 100 e igualar el puntaje de 2021, aunque logró mejorar dos posiciones en la tabla de 180 países evaluados solo a partir de que otros dos estados empeoraron su situación.
Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral (UA), explicó que “Argentina sigue aplazada en la lucha anticorrupción, en un marco de estancamiento, anomia y luchas internas de poder”.
En esa línea, consideró que “se mantiene en el pelotón de países latinoamericanos relegados junto a Colombia y Brasil, muy por debajo de los líderes de la transparencia latinoamericana que siguen siendo Chile y Uruguay. Sólo Venezuela y Paraguay muestran peores resultados”, y enfatizó que Argentina “comparte posiciones con Marruecos, Etiopía y Moldavia”.
“Aunque iguala el puntaje del Índice de Percepción de la Corrupción del año anterior (con 38 puntos sobre 100) y mejora un par de lugares (puesto #94) porque otros empeoran levemente, en un continente de por sí en crisis, permanece en el fondo de la tabla del ranking de Transparencia Internacional”, reflexionó este profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la UA, experto en acceso a la información pública, calidad institucional y transparencia
Asimismo sostuvo que es un “fracaso coronado con la reciente salida de Félix Crous como titular de la Oficina Anticorrupción, en la práctica una institución dependiente del poder que se reduce a formalizar meras recomendaciones”.
“Mientras la energía del Gobierno está puesta en sitiar a la Corte Suprema y propiciar la exoneración de sus dirigentes, la sociedad mantiene a la corrupción en el podio de los problemas más severos que afectan la Argentina, detrás de la inflación y la situación económica del país”, consideró Bermolén.
Para Bermolén, “Argentina luce como un país entumecido y a la deriva, en medio de la una fatiga institucional, condenas por corrupción a encumbrados funcionarios, ataques a la justicia, debilitamiento de los organismos de control y parálisis de la actividad legislativa y del Consejo de la Magistratura”.
En materia de calidad institucional, sostuvo que “los avances son esporádicos, vinculados a exigencias internacionales, crisis políticas, escándalos o tragedias, que exponen las debilidades y falencias de un sistema que facilita la impunidad”.
El experto de la Universidad Austral aseguró que “no hay proactividad, ni se vislumbra liderazgo, ni modernización, ni impulso consciente y convencido – más allá de las declamaciones- que impliquen fortalecimiento institucional y una merma del poder político discrecional”.
“Se carece en la práctica de una política pública de lucha contra la corrupción permanente y eficaz”, concluyó.